¿Odias a tus amigos? ¿Te gustan los juegos, pero piensas que a Panzerblitz le faltaba algo de interacción? ¿Te divierte mentir, engañar y robar las ganancias ilícitas de los demás?
Si es así, puede que Intrigue sea el juego perfecto para ti.
MALDAD
Intrigue es uno de los juegos más malvados jamás vistos. Su pequeña caja y sus apenas dos páginas de reglas contienen a un juego que tan sólo se puede comparar con Diplomacia, 18XX y República de Roma. Es uno de los juegos de negociación más directos y puros que he jugado.
Como noble genérico tu obligación es acabar siendo el jugador más rico de la mesa. La única forma de ganar dinero es enviar a tus familiares a las cortes de otros jugadores para que se labren un salario. Y, por supuesto, la única forma de hacer que alguien contrate al inútil de tu primo es un soborno.
El juego funciona así: Al comienzo de su turno los jugadores comprueban si tienen solicitantes en su corte. Si es así, van pasando por la mesa, con la mano bien abierta pidiendo dinero y pactos. Y una vez que todos hayan pagado y dicho sus términos, el propietario de la corta hace lo que le dé la gana, porque los sobornos no son vinculantes. Una vez haya terminado, envía a sus familiares a solicitar un trabajo en las cortes de los demás, repitiendo el ciclo.
¿Les prometiste un salario de diez mil florines? Bueno, a lo mejor les toca conformarse con tres mil ¿Te mintieron el turno anterior? Pues adivina quién no va a conseguir trabajo. Y si ya tenías un puesto y no has ofrecido lo suficiente como para mantenerte en él ya puedes hacer las maletas porque te vas a ir exiliado a una isla desierta.
No se me ocurre manera de describir lo cruel que es esta mecánica. Se podría pensar que Intrigue es un juego de subastas y que dar más dinero te asegura un mejor resultado, pero no es verdad. Los demás jugadores pueden hacer lo que quieran y no podemos hacer nada que no conlleve confiar en ellos.
CONFIANZA
Es este aspecto el que hace que Intrigue sea tan ingenioso. El juego trata sobre la confianza. Necesitamos confianza para que el resto de los jugadores nos manden a sus familiares, pero la gastamos al rechazarles. Si somos demasiado crueles o rápidos con el despido, nadie nos va a querer sobornar.
Intrigue es el único juego en el que he visto a gente disculparse por ser traicionados. Al fin y al cabo, el cuchillo en la espalda ya lo tienes, pero, al menos, puedes intentar rascar algo de pasta. Tenemos que ganarnos la confianza de los demás ser los que hacen el mal y se quedan con todo el dinero.
Como el juego es muy sencillo, la única forma de conseguirlo es negociar. Tenemos que formar alianzas, hacer pactos, gritar, amenazar y sugerir para ser los más ricos de la mesa. La posición en el tablero da igual, lo único que importa es que te den más dinero.
El diseñador tuvo aquí una idea pequeña, pero importante: Los sobornos en orden, por favor. Y una vez que pagamos, no hay marcha atrás. Esto evita que el juego se atasque en negociaciones infinitas, asegurándose de que todo fluya.
AUTOEQUILIBRIO
Desgraciadamente, la sencillez de Intrigue también hace que el juego se autoequilibre más de lo necesario. Como el dinero es perfectamente trazable y no importa nada más, la confianza que podemos depositar en alguien es proporcional a lo cerca o lejos que estén de la victoria. No podemos confiar en los ricos, o ganarán, y a los pobres se les puede dar todo el dinero del mundo porque no representan amenaza alguna.
Por tanto, darle a un jugador dos o diez mil no importa. La mesa girará de tal modo que se compensará. Nada es permanente y los fallos demasiado fáciles de revertir. La forma en la que el juego vuelve a su cauce quita pesa a nuestras acciones. He visto a gente regalar todo su dinero y volver a ser rico un turno más tarde. Es lo que evita que Intrigue sea un verdadero clásico.
Cabe señalar que Intrigue exige un comportamiento perfectamente competitivo por parte de sus jugadores. Si nos preocupa más vengarnos que aumentar nuestros márgenes de victoria el juego se disolverá en la nada. Pero si tus amigos gozan de buenas espaldas y no le tienen miedo a las puñaladas, la diversión está asegurada.
Mi antigua edición del juego, publicada por AMIGO, tiene componentes muy pobres. Es poco atractiva y las fichas se dañan con facilidad. De hecho, las cortes se forman a partir de cartas, una solución low-cost para evitar incluir un tablero. La nueva edición de Igiari es mucho mejor y tiene cortes de cartón, así como mejores ilustraciones.
Sea como fuere, el atractivo de Intrigue no está en los componentes, sino en la calidad del diseño. Y es un diseño muy bueno. Comunica sus ideas con fuerza y consigue destacar gracias a su mecánica de sobornos. Merece la pena jugarlo, ya seas un fanático de los juegos de traición, o lo suficientemente atrevido como probar uno de ellos.
INTRIGUE (1994) | |||
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DISEÑO | Stefan Dorra | ILUSTRACIÓN | Eckhard Freytag Markus Wagner |
EDITORIAL | AMIGO | DURACIÓN | 45 Minutes |
NÚMERO DE JUGADORES | 4-5 (Mejor con 4-5) | PUNTUACIÓN | ★★★★ |