Los Castillos de Borgoña ★★★ | Crítica
Pocos diseñadores tienen un sentido de la estética tan opuesto al mío como Stefan Feld. Donde yo prefiero la negociación, la sorpresa y la risa, él prefiere mantener la distancia y con los ojos clavados en el tablero. Crea juegos de un marrón intenso, centrados casi exclusivamente en la eficiencia y que me aburren hasta decir basta. Pero sigue siendo un hombre de talento. Los Castillos de Borgoña es de los pocos títulos suyos que me gustan y, quizás, también su mejor diseño.