Tres motivos por los que dejé de jugar a Magic: El Encuentro

Cuando era adolescente y durante muchos años, Magic: El encuentro fue uno de mis juegos favoritos. Todas las semanas quedaba en una tienda cercana a jugar y raro era el día que no pensaba en sus cartas o en construirme un mazo. Y, pese a haber mantenido su popularidad todos estos años, ya no lo juego con regularidad.

COSTE

Magic es el juego más caro que he probado. De hecho, puede que sea el juego más caro que conozco. Si bien se compone exclusivamente de cartas de cartón, Magic requiere una inversión mayor que incluso los juegos de miniaturas. Un mazo típico puede costar más de 1000 euros y pagar 20, 40 o, incluso, 90€ por una carta es algo habitual.

Este coste puede reducirse jugando en formatos donde sólo las cartas más recientes son legales pero, a la larga, esto acaba siendo más caro. El precio es una realidad ineludible, que afecta a todos los aspectos del juego. Las cartas buenas son más caras que las malas y experimentar con la construcción de mazos implica abrir la cartera. El fracaso es castigado, no sólo en términos de juego, sino también económicamente.

Hasta la comunidad es peor por ello. Los jugadores de Magic suelen tener miedo a que les roben. Y con razón, pues suele ser un hecho bastante frecuente. Algunos adultos engañan a los jugadores más jóvenes para quedarse con sus cartas y especulan con cajas de sobres como si fuera un mercado de valores sin ningún tipo de regulación. Las cartas «foil» actúan como símbolo de estatus social, haciendo las veces de joyería friki.

De hecho, el alto coste del juego me hizo dejar de jugar cuando era más joven. Llevaba años usando el mismo mazo, no porque quisiera, sino porque no me podía permitir comprar otro. Y, cuando mi mazo dejó de ser legal en torneos, me quedé sin una forma de jugar. Mis intentos de construir otro fracasaron casi de inmediato pues no podía permitirme los caros trozos de cartón que necesitaba para competir.

Aún así, no es cuestión de comprar un único mazo. Siempre hacen falta más cartas, ya sea por su potencia o porque necesitas ajustar tu estrategia. Cada vez que cambias el mazo tienes que plantearte si los 6, 10 o 50€ que pagas por cada carta merecen la pena. Todo el valor del juego se filtra antes por tu cartera.

Hay formas de pagar menos. Se puede jugar con cartas impopulares, evitar ir a torneos y pedirle a tus amigos que no se gasten más dinero que tú. Pero esto sólo demuestra lo dominado que está el juego por su modelo de negocio. Los jugadores de Magic están tan acostumbrados a ello que, a veces, ni se dan cuenta de lo que pagan. Al final, decidí cortar por lo sano y abandonar el juego.

AZAR Y PROFUNDIDAD

Pero, incluso si Magic no fuera tan caro, la verdad es que no sé si lo jugaría. Pese a su enorme influencia en el medio, Magic tiene muchos defectos. Lastrado por unas malas decisiones de diseño desde su creación, es un juego dominado por el azar. Las partidas muchas veces se deciden por quién roba qué cartas y, de estas, una parte importante directamente no son competitivas.

Para jugar hechizos se necesitan tierras. Si no las robas, no importa lo bueno que seas, no vas a poder hacer nada. De la misma forma, si robas demasiadas apenas tendrás hechizos en mano y tampoco tendrás opción a ganar. Este problema afecta hasta un 20% de las partidas y puede resultar en una derrota automática. Pero los defectos del sistema de tierras no son el único problema del juego.

Un hechizo de descarte, destruir todas las criaturas o simplemente un mal emparejamiento es suficiente para hacer que una partida se vuelva aburrida. Me tiré muchos años venciendo a rivales que no podían hacer nada contra mis combos y perdiendo contra aquellos que sí podían. A mi eso ya no me parece divertido. Busco juegos con más interacción entre jugadores.

Diría que un tercio de las partidas de Magic no son partidas de verdad. Puedes tener tanta ventaja o tan mala suerte que tus decisiones dejan de tener importancia. Jugar partidas en las que no puedo hacer nada ya no me parece una buena forma de aprovechar el tiempo. Me siguen gustando las pachangas y el draft me encanta, pero el número de partidas en falso es demasiado alto como para jugar de forma regular.

OTROS JUEGOS

Por último, encontré otros juegos que me gustan más que Magic. Dejar el mundillo y vender mis cartas me permitió meterme en los juegos de mesa. Descubrí Cosmic Encounter, República de Roma y Innovation; juegos que ahora son mis favoritos. Y, si bien no me arrepiento de haber jugado a Magic, he de admitir que ahora me lo paso mejor.

Ante todo, dejar de jugar a Magic me permitió explorar otros juegos de cartas como Android: Netrunner y Leyenda de los Cinco Anillos. No sólo eran juegos increíbles de gran profundidad sino que también eran bastante baratos. Como todos los «Living Card Games» de Fantasy Flight, cada expansión de 13,5€ contiene todas las cartas necesarias para jugar, lo que hace que construir mazos sea una delicia.

Tras pasar tanto tiempo con estos juegos, se me hace difícil imaginarme volviendo a Magic. Incluso si pudiera permitírmelo ya no me satisface a un nivel estratégico. Necesito juegos que me empujen a mejorar, a aprender tácticas y a disfrutar del buen jugar. Magic, aunque siga siendo divertido, ya no es el mejor juego para ello.

Aun así, no puedo negarle un pequeño espacio. Como despedida, me hice un «Cubo», una colección de cartas de Magic para draftear con mis amigos. Tiene mis cartas y arquetipos favoritos y una curva de maná muy baja para reducir el número de partidas aburridas. Construirlo ha sido una gran experiencia y me ha dejado disfrutar de esa pequeña nostalgia que me queda por el juego.

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