Con frecuencia, el mayor obstáculo a la hora de disfrutar juegos de mesa es poder quedar en persona. No deberíamos sorprendernos, por tanto, que cada vez exista una mayor demanda de formas de jugar online y que cada vez más juegos den el paso desde el cartón a nuestras pantallas.
Tabletop Simulator es una herramienta capaz de simular miles de títulos diferentes para jugarlos a través de internet. Pero también es un programa tosco, incómodo y mejorable.
SIMULACIÓN
Tabletop Simulator es un cajón de arena virtual. Simula un entorno digital en el que podemos cargar cartas, fichas y tableros para jugar. Si queremos mover un peón, basta con desplazar el ratón. Si queremos barajar, sólo tenemos que coger el mazo y pulsar R. Es más parecido a jugar en la vida real que la mayor parte de adaptaciones digitales.
Esto es lo que da a Tabletop Simulator su capacidad de simular todo tipo de juegos. Funciona con tan sólo tener el tablero y las fichas. Pero también es lo que hace que sea tan incómodo. Hasta sus propios defensores bromean que es como jugar con palillos: Con la suficiente práctica se puede hacer fácilmente, pero no es lo ideal.
Para usar el programa primero tenemos que descargar mods desde Steam. Al contrario que en Board Game Arena y otras plataformas digitales, la mayor parte de juegos disponibles en Tabletop Simulator no tienen la bendición de sus editoriales. Los mods suelen ser proyectos de aficionados y, por tanto, su calidad varía. Habrá veces que disfrutemos de un altísimo grado de automatización y a veces que jugaremos con un tablero borroso y cartas mal escaneadas.
Es innegable que no habría podido jugar a tantísimos juegos si no fuera por Tabletop Simulator. Es la única razón por la que he podido jugar más de diez partidas de Brass: Birmingham en una semana y escribir sobre juegos tan largos como Wealth of Nations. No importa si queremos jugar a un juego tan complicado como Magic Realm o tan poco conocido como Throne and the Grail. Tan sólo necesitamos descargar el mod.
Tabletop Simulator no dispone de herramientas para encontrar oponentes. Si queremos jugar con otros, debemos conocerlos de antemano. Técnicamente es posible encontrar partida a través del chat global pero me parece altamente improbable. Para sacarle todo el partido al programa tendremos que jugar con nuestros amigos y cada uno deberá tener su propia copia del programa.
Tabletop Simulator tampoco dispone de juego asíncrono. Poder jugar tu turno cuando mejor nos convenga y echar partidas a lo largo de varios día es una gran ayuda. No sería difícil de implementar y ayudaría mucho a jugar a los títulos más difíciles.
PROGRAMADORES
Tabletop Simulator es una de esas herramientas creadas con ideología de programador. Esto es, prioriza el número de funciones sobre la facilidad de uso. Pero su mayor problema es el uso de un entorno 3D. Los juegos de mesa, por naturaleza, son planos. No sacan partido a una cámara móvil. Una cámara fija hubiera sido mucho más fácil de usar.
También me he dado cuenta de que a muchos jugones les cuesta manejar la cámara. Los controles en primera persona pueden ser algo natural para los que hemos echado miles de horas a juegos como Counter-Strike, pero son un obstáculo para los que no lo han hecho. Esto también implica que es difícil jugar con un portátil si no tenemos un ratón a mano.
Aún así, no se puede jugar en Tabletop Simulator con sólo el ratón. Para realizar la mayor parte de acciones hemos de usar atajos de teclado. R baraja un mazo, Q y E rotan fichas y F las voltea. Las cartas no se juegan automáticamente si hacemos clic en ellas ni tampoco se ponen en nuestra mano automáticamente.
Los menús del programa están llenos de opciones de escasa utilidad. Las herramientas para jugar a las chapas, crear nuestros propios mods o dibujar podrían permanecer ocultas excepto para aquellos juegos en los que su uso sea necesario. No hay forma de salir directamente al escritorio pero los diseñadores se aseguraron de poner un botón para volcar la mesa en el menú principal.
Si tuviera otra opción, no jugaría en Tabletop Simulator. Pero no existen apenas alternativas. La mayoría de títulos no tienen un equivalente digital y simuladores anteriores como VASSAL son aún más incómodos. Para la mayor parte de juegos, ya sean Cosmic Encounter, Tragedy Looper o Age of Industry, Tabletop Simulator es la única alternativa.
VALOR
Pese a todo, me alegra que exista Tabletop Simulator. Es una mejora respecto a todos los programas anteriores tanto en versatilidad como en usabilidad. Sí, puede ser molesto a veces, pero no hace falta mucho esfuerzo para sacar una partida adelante. Funciona lo suficientemente bien como para que merezca la pena usarlo.
Para mi su mayor defecto es que hace que las partidas sean más lentas. Normalmente, los juegos son más rápidos en un ordenador que en la vida real. Al fin y al cabo, no tenemos que pararnos a barajar o sacar los componentes de la caja. Pero como en Tabletop Simulator sí que tenemos que hacer esas cosas, no es raro que un juego dure una hora más de lo normal.
En el fondo, las ventajas de jugar online son más importantes que los defectos del programa. Poder organizar partidas, probar juegos nuevos o incluso aprender a jugar por nuestra cuenta son beneficios importantes. El hecho de que la mesa flote en la mitad del espacio es un defecto evidente, pero realmente no afecta a lo importante.
Desgraciadamente, hay juegos que no funcionan bien en un entorno virtual. La negociación, una de mis mecánicas favoritas, no es tan entretenida cuando no estás en persona. Es difícil hablar sin pisarse los pies y el que te griten en el oído cansa bastante rápido. Es algo a tener en cuenta antes de jugar a Battlestar Galactica.
Por los 10 o 20€ que cuesta, es difícil no recomendar Tabletop Simulator. La enormísima lista de juegos disponibles hacen que sea una herramienta irremplazable. No creo que nadie lo utilice tan poco como para no rentabilizar la inversión, incluso si sólo lo usamos ocasionalmente o cuando no nos queda elección.
TABLETOP SIMULATOR (2015) | |||
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DISEÑO | Jason Henry | DESARROLLO | Berserk Games |