Deep Sea Adventure — | Crítica

Deep Sea Adventure es un juego muy mono pero que está roto. La idea de cazar tesoros es buena, y el tener que volver antes de que se acabe el oxígeno también. Pero la forma en la que lleva estas ideas a la práctica no termina de funcionar, lo que hace que la mejor jugada sea cargarte la partida.

El juego es muy sencillo. Un camino de tesoros se extiende desde un submarino y, cuanto más te alejas de este, más valiosos son. Para moverse por el camino los jugadores tiran un dado, pero, cuantos más tesoros lleven, más lento es su paso.

Coger tesoros también hace que el nivel de oxígeno descienda. Y el suministro es compartido por lo que un jugador avaricioso pone en peligro a toda la tripulación. Hace falta ser rápido, coger el tesoro más valioso que encuentres y volver.

Todos los elementos necesarios para un buen juego de tentar a la suerte están presentes. El problema es que los incentivos no son los adecuados.

Dado que el oxígeno es compartido entre todos los jugadores y coger tesoros hace que se agote más rápido, se puede ahogar a todos los jugadores a base de coger tesoros. Y si eres el jugador que va ganando, es una forma muy sencilla de mantenerte en cabeza. En el mejor de los casos, nadie se lleva puntos y mantienes la distancia. Y, en el peor, alguien se lleva un tesoro pequeñito y ganas porque tu tesoro vale más puntos.

Es fácil forzar esta situación porque los jugadores que van perdiendo no pueden jugar de forma conservadora. Tiene que descender más y arriesgarse a ir a por tesoros que estén más lejos, o pierden por puntuación. Pero, si lo hacen, también es mucho más fácil ahogarlos. No hay forma de evitarlo. O bajas mucho, y te hundes, o intentas copiar al líder y pierdes porque él ya iba ganando.

Desgraciadamente, mis partidas de Deep Sea Adventure han acabado todas de la misma forma: Con uno o varios jugadores matando a todos para evitar que se puntúe. Y eso no es divertido. No es la intención del diseño y la experiencia de juego es extremadamente pobre.