Wealth of Nations es el único juego en el me ha parecido tener ventaja por haber estudiado Comercio Internacional. Ningún otro título al que haya jugado captura mejor los principios de la economía clásica, desde la oferta y la demanda hasta conceptos mucho menos conocidos como el ciclo comercial.
Como representación económica, Wealth of Nations no tiene rival. Pero, como juego, no estoy tan seguro.
CREAR RIQUEZA
El objetivo de Wealth of Nations es ser el jugador más rico de la mesa. Como líder de un país durante la Revolución Industrial, es tu obligación determinar qué industrias han de desarrollarse. También habrás de comerciar con otros países para comprar los bienes que necesitas y vender los que creas.
El juego tiene una economía casi completamente cerrada. Cada industria necesita los cubos producidos por otras fábricas para crear bienes. Y, a su vez, estos nuevos cubos se utilizan para alimentar otras fábricas o crearlas. El mercado permite algo de flexibilidad, pero es una medida temporal. A la larga, la única forma de sostener tu economía es satisfacer las necesidades del resto de jugadores.
Me gusta mucho esta dinámica. Puede que hasta sea la mejor parte de Wealth of Nations. Crea una paradójica necesidad de apoyarte en tus rivales y de hasta ayudarlos. Sin ellos, es imposible mantener un buen nivel de ingresos y, para comerciar, primero hay que tener algo que quieran los demás.
Al contrario que otros juegos, tener una gran fábrica y automatizarla no asegura el éxito. Si el resto no necesitan lo que haces, ¿de qué te sirve la eficiencia? Al final te verás obligado a vender al mercado general, reduciendo precios y viendo como tus ingresos disminuyen.
Una de las implicaciones de esta dinámica es que la liquidez es más importante que el poder bruto. Esto es, tener dinero a mano y poder ir haciendo mejoras es mucho más importante que adelantarse al resto en desarrollo. El juego oscila entre ciclos de producción y expansión, como un mercado real. Aprovecharse de estos vaivenes es clave para ganar.
ECONOMÍA SOBRE LA MESA
Wealth of Nationses una representación fantástica de los principios de la economía clásica. Todos los elementos están presentes; el capital, el intercambio de bienes y la división del trabajo para ser más eficientes. Es posible entender cómo tus acciones afectan a la economía, cómo tus fábricas necesitan trabajadores extranjeros y ambiciosos consumidores industriales.
Pero el propio acto de jugarlo no es tan convincente. Construir fábricas y expandirse en el tablero no está mal realizado, pero le falta la tensión que define a otros juegos. El dinero es escaso, hecho a apreciar, pero las decisiones son muy similares de un turno a otro. No hay otra meta más allá de expandirse de la forma más eficiente posible.
El juego trabaja contra sí mismo porque, al final, todas las industrias funcionan igual. La única que se diferencia son los bancos, que producen dinero en vez de bienes. Pero el dinero puede ser considerado otro bien y, de hecho, lo es. Es una gran lección en términos de economía, pero no es interesante a la hora de jugar.
Al final, aunque no sean buenos modelos económicos, Brass o Alta Tensión son mejores juegos. El problema que tengo con Wealth of Nations es que lo respeto más de que lo disfruto. Es un juego de convicciones fuertes, pero eso no me termina de atraer. Le falta un poco de juego, de espontaneidad, algún truco que me haga pensar en algo que no sea eficiencia.
PROBLEMAS E INEFICIENCIAS
No ayuda que sea tan largo. Aunque me gustan las experiencias lúdicas más duras y exigentes, Wealth of Nations es 90 minutos más largo de que lo que debería, incluso con las mejoras de la segunda edición. Comerciar, vital para el correcto funcionamiento del mercado, consume demasiado tiempo y frena demasiado el juego para el efecto que tiene.
Pese a todo, no puedo evitar pensar que soy demasiado duro con el juego. Capturar tantos principios de economía en un juego no es fácil y mucho menos con tanto detalle. Cuando piense en cómo los juegos pueden enseñarnos sobre nuestra vida diaria, Wealth of Nations estará ahí como ejemplo a seguir. Es un juego que hasta podría utilizarse en un aula si no fuera por su duración.
Desgraciadamente, Wealth of Nations no tiene componentes muy buenos. Aunque los cubos y el mercado están hechos de buen material, el cartón del resto del juego es mucho más fino. Tampoco es un juego bonito. Tiene pocas ilustraciones y colores poco atractivos. Dada la naturaleza del juego es poco probable que la calidad de los componentes sean un problema mayor. Aun así, llévate tus fichas de póker si tienes. Las necesitarás.
WEALTH OF NATIONS (2008) | |||
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DISEÑO | Nico Carroll | ||
ILUSTRACIONES | Gregor Benedetti | ||
NÚMERO DE JUGADORES | 4-5 (Mejor con 4-5) | DURACIÓN | 210 Minutos |