El año pasado fue magnífico en cuanto a juegos se refiere. Pese a no poder quedar tanto, puede que haya jugado más títulos distintos que el anterior. Pero mis partidas de 2022 destacan, no tanto por su diversidad, sino por su calidad. En los últimos 12 meses he tenido experiencias realmente memorables. Empezando por aquella vez que introduje a unos fanáticos de los videojuegos a los juegos de mesa y siguiendo con mis partidas online, estas han sido mis mejores experiencias lúdicas de 2022.
HABRÁ JUEGOS…EN LÍNEA
Board Game Arena es una de las mejores formas de disfrutar de los juegos de mesa a través de internet. Sin embargo, hasta ahora, mi uso de la plataforma se limitaba a partidillas cortas y sesiones maratonianas de Hanabi. No es que no hubiera ningún juego más que me interesara, simplemente no me puse a probarlos. Esto cambió por completo en cuanto los parroquianos de There Will Be Games me empezaron a invitar a sus partidas.
Siempre me han gustado tanto El Grande como Tigris y Éufrates. Pero jugarlos con un elenco de veteranos me demostró por qué son tan apreciados. Son clásicos que mejoran con cada partida. Y, al contrario de lo que suele ocurrir, todo el mundo vino a la mesa sabiéndose las reglas y con un par de partidas a sus espaldas. No seríamos los mejores, pero pudimos jugar sin que nuestra inexperiencia supusiera un obstáculo.
Los juegos son cada vez una afición más fragmentada. Según crece el número de títulos publicados, se hace más improbable que todos compartamos las mismas experiencias. Pocos títulos alcanzan la popularidad de Catán, El Grande o incluso Dominion. Hasta en los videojuegos, donde las superproducciones dominan la cartelera, el debate no sólo es efímero sino que se centra en las mismas novedades que siempre. Compartir experiencias hizo que nuestras partidas fueran más memorables.
¡Y no sólo jugué en Board Game Arena! Descubrí que se puede jugar a Sekigahara en Yucata.de y acabé echando un puñado de partidas. Igualmente, pude desempolvar mis estrategias de Food Chain Magnate gracias a otra plataforma. Mis críticas de Castillos de Borgoña y Ark Nova también resultaron más fáciles de escribir gracias al juego online. Me ha ayudado, no sólo a disfrutar más de la afición, sino también a publicar mejores artículos.
JUEGOS DE MESA PARA FANÁTICOS DE LOS VIDEOJUEGOS
Hace un tiempo conocí a BeetBeatBit, otro fanático de los videojuegos conocido por sus análisis en Youtube. Congeniamos a través de mi artículo sobre por qué me dejaron de gustar los JRPG y hemos estado en contacto desde entonces. Por casualidad, este año se pasó por Madrid. Y, a sabiendas de que ahora le daba más a los juegos de mesa, me preguntó si le enseñaría a jugar a él y a su grupo.
¡Menudo desafío! Estamos hablando de cinco personas que habían jugado desde los Zeldas más clásicos hasta los títulos más desconocidos de la Turbografx ¿Qué saco para impresionarlos? ¿Algo sencillo, que sea fácil de jugar? ¿O un verdadero clásico, que demuestre de qué son capaces los juego analógicos? Al fin y al cabo, puede que no supieran qué es Catán, pero han jugado a otras cosas. Podíamos probar con un clásico, tan sólo tenía que decidirme por cuál.
El problema es que éramos seis jugadores. Pocos juegos de mesa pueden acomodar a tantos y los que lo hacen, como Insondable, suelen durar toda una tarde. Revisé todos los posibles candidatos y al final elegí tres: Secrets, Raíles: Millonarios del Vapor y Cosmic Encounter. Eran títulos que podían jugarse a seis, que tenían mecánicas exclusivas a los juegos de mesa y que no durarían más de dos horas incluso con explicación.
Y les encantaron. Bueno, Raíles no llegó a salir de su caja, pero les gustó tantísimo Cosmic Encounter que quedamos un segundo día tan sólo para jugarlo. Les encantó la interacción, los poderes alienígenas y las enormísimas posibilidades del juego. Tanto fue así, que al menos dos se lo compraron. Además, aprovechamos para jugar a Secrets antes de cenar y también lo disfrutaron.
Lo más curioso de la experiencia fue ver cómo se acercaban a este nuevo tipo de juego. Como era de esperar, no tuvieron problemas con las reglas. Fueron pacientes y, de hecho, me preguntaron bastante sobre su funcionamiento. Curiosamente, la mayor parte de dudas eran sobre cuestiones de etiqueta ¿Qué tipo de información se puede compartir con tus rivales? ¿Se puede negociar? ¿Mentir? ¿Ofrecerte a ir de aliado para luego negarte en el último momento?
Me encantan este tipo de preguntas. Son una señal de que estaban abiertos a todo tipo de posibilidades. Y no las hacían por ganar. Preguntaban por educación y por entender un poquito mejor cómo funcionan los juegos de mesa. Verlos aprender y disfrutar del proceso fue extremadamente interesante.
STREAMING
Al lado de mi ordenador tengo un monitor CRT de calidad profesional. Fue una de mis mejores compras pues es una pantalla excelente para disfrutar de los videojuegos clásicos. Pero, pese a ello, no la he dado tanto uso como me gustaría. Por muy maravillosos que se vean los píxeles, jugar en el monitor sigue siendo una experiencia solitaria. Estar más tiempo solo en mi habitación mirando una pantalla cuando ya es lo que hago el resto del día no me parece lo mejor.
Pero todo esto cambió en cuanto me compré una consola llamada FPGA Mister. Esta pequeña maravilla de la emulación emite señales tanto analógicas como digitales, lo que la hace perfecta para hacer un stream. En un santiamén había conectado todos los cables y me conecté a Twitch para jugar a Tokimeki Memorial y Gunstar Heroes, la obra maestra de Treasure.
Siempre tengo más cosas que decir sobre el mundo lúdico, pero no siempre puedo publicar un artículo sobre ellas. A veces, lo único que quiero es echarme unas risas porque me caigo en un plataformas o se me da mal esquivar enemigos. Así que, ¡me puse a ello! Jugar de forma tranquila, pero organizada, me sienta mejor que tirarme la tarde jugando por jugar. Disfrutar de estos clásicos de los videojuegos mientras socializaba hizo que mis directos fueran uno de mis momentos favoritos del año.
DETECTIVES Y MISTERIOS
Mis últimas partidas del año no fueron con juegos tradicionales, sino con una serie de misterios detectivescos japoneses. Siguiendo la estela de Cómo organizar un asesinato, cada jugador se pone en el papel de un personaje distinto con el objetivo de descubrir quién de ellos es el asesino. Jugamos a La Bruja que se fue con el Crepúsculo de Miyabi Akita y El Cuento de los Lobos Crepusculares de Rihito Sakura y Giggle Aikiguchi. Las dos veces, me lo pasé genial.
Si bien distan mucho de ser perfectos y los misterios podrían ser mejores, la dinámica de grupo es maravillosa. Juntar a tus ocho amigos más habladores en la misma habitación y darles una excusa para rolear, chillar y acusarse mutuamente de ser asesinos es una combinación explosiva. Ambas veces nos disfrazamos, nos reímos y nos inventamos las razones más ridículas para justificar por qué no podíamos ser culpables.
Fueron experiencias puramente sociales, del tipo que a veces falta en los juegos de mesa. Y por mucho que me gusten los juegos y analizarlos por mi cuenta, siempre preferiré compartirlos con los demás. No debería sorprender a nadie que todas las entradas de esta lista tengan la socialización como aspecto central pues, para mi, es uno de los mejores aspectos de nuestro medio.