Las razas alienígenas más poderosas del universo pugnan por la supremacía en Cosmic Encounter. Una de ellas, Chronos, tiene el poder de volver atrás en el tiempo y obligar al oponente a repetir una batalla. Otra, Zombie, tiene naves inmortales y Mutante siempre se queda con 8 cartas en mano, robándolas del mazo o sus oponentes si hiciera falta. El alienígena más extraño de todos, Esquizoide, cambia las condiciones de victoria del propio juego y obliga a los demás a adivinarlas.
Comparado con el resto de alienígenas del juego, no sólo parece débil sino que parece hasta contraproducente. ¿Para qué querrías dar cartas a tu oponente? ¿No es algo que le va a ayudar? Muchos jugadores primerizos nunca le dan una oportunidad, pensando que es un poder «de broma» o que todo lo que puede hacer es ayudar a un aliado.
Pero se equivocan. No sólo es un alienígena fortísimo, sino uno manipulador e insidioso. Mejor aún, es un gran ejemplo del diseño de juegos.
Para entender a Filántropo hace falta entender una cosa de Cosmic Encounter y es que los jugadores acaban jugando la mayoría de su mano. El robo es poco frecuente y cada encuentro requiere jugar una carta así que incluso los mejores negociadores y los defensores más acérrimos verán cómo sus opciones se van reduciendo carta por carta. Normalmente esto no es un problema. Sabes qué cartas tienes y contra qué alienígenas te vas a enfrentar así que con un poco de planificación puedes aguantar el tipo hasta que robes una nueva mano. Primero empiezas por jugar un ataque bajo, cuando tienes muchas naves y conseguir aliados es fácil, y luego cuando la cosa esté más tensa sacas tus ases de la manga. Si lo haces bien, no te pondrás a ti mismo en un aprieto y podrás robar una mano nueva en cuanto gastes todas tus cartas.
O lo harías, si no fuera por Filántropo. Cada vez que sea tu oponente, te va a dar una carta. Y no será una buena. Será algo bajo, como un 04 o una Negociación que ni necesitas ni quieres. Y como cualquier otra carta, la única forma de quitártela de encima va a ser jugarla.
Es un regalo envenenado. Mientras tengas la carta en tu mano, no vas a poder robar una nueva, pero si la juegas, probablemente pierdas. Hagas lo que hagas, estás haciendo lo que el Filántropo quería que hicieras. Al fin y al cabo, era su carta y fue él el que eligió dártela. Tu sólo sufres las consecuencias, no tienes elección.
Y, mientras tanto, el Filántropo se beneficia de una mano impoluta. A base de dar todas sus cartas malas, se queda con sólo lo mejor y luego simplemente roba otra mano. Usa lo que necesita y da todo lo demás.
Y no es sólo que Filántropo tenga mejores cartas o que haga que sus oponentes tengan peores, es ambos efectos a la vez. Y combinados estos dos efectos resultan en una ventaja muy grande en un juego en el que pequeñas diferencias numéricas son la diferencia entre perder y ganar.
Es una ventaja lo suficientemente grande como para que Filántropo esté entre los alienígenas más poderosos del juego. Compite cara a cara contra Antimateria, Comerciante y Clon, puede hacer sufrir a Pacifista y gana más partidas que Escamoteador o Mente. Es una amenaza, aunque no lo parezca.
Pero lo que hace que Filántropo sea interesante como diseño no es que sea un alienígena fuerte sino la idea de convertir un gesto bonito en algo siniestro. Estamos acostumbrados a intentar conseguir la victoria a base de manipulaciones, peleas y amenazas, pero ¿con la generosidad? No es sólo algo nuevo, algo completamente opuesto al concepto habitual de cómo ganar a un juego.
Se dice a veces que Cosmic Encounter no es un juego verdaderamente temático. Y es cierto que, comparado con Eclipse o Twilight Imperium, pueda parecer demasiado simple o demasiado abstracto como para ser ciencia ficción pero es que Cosmic no es ciencia ficción por tener alienígenas y naves espaciales. Es ciencia ficción porque hace la siguiente pregunta: «Si existieran alienígenas con este poder, éste extraño e increíble poder, ¿cómo conquistarían con la galaxia?»
Y esa es una pregunta muy divertida, muy interesante y muy de ciencia ficción. Y, mejor aún, es una pregunta que se vuelve todavía más divertida, todavía más de ciencia ficción y todavía más interesante cuando añades al resto de alienígenas.
En la mayor parte de partidas, Filántropo es una presencia maligna. Puede que no sea violento ni que ataque directamente a sus adversarios, pero los manipula y limita lo que pueden hacer. Cuando usa su poder, alguien sale perdiendo, y gana él.
Pero no siempre. Hay veces que se entrevé una faceta mucho más colaborativa de Filántropo, por ejemplo, cuando se enfrenta a Antimateria.
Antimateria es un poder que cambia radicalmente el valor de las cartas del juego. Al contrario que el resto de alienígenas gana un combate, no con el valor más alto, sino con el bajo y sus propias naves le ayudan a reducir su total. Si uno quiere ganarle, no sirven ni un 20 ni un 30, sino que hacen falta un 06 o un 04, haciendo que se dispare la demanda de estas cartas tan «malas».
Así que parece que la idea de darle estas cartas a tus oponentes ya no es tan buena. Al fin y al cabo, les estás ayudando a derrotar a Antimateria. O peor, estás ayudando a la propia Antimateria, que suele ser una amenaza en toda y cada una de sus partidas. Viéndose limitado en su capacidad de dar cartas malas, podría parecer que Filántropo pierde gran parte de su poder.
Pero es que dar cartas buenas también es un gran poder. Se pueden ofrecer como soborno para ser invitado tanto a la defensiva como a la ofensiva. Puedes dar a otros la carta que necesitan para vencer a Antimateria, siempre y cuando compartan contigo la victoria. Dar cartas buenas también es un poder muy fuerte.
Fuerte, pero también sutil. Ya no se trata tanto de dar «cartas malas» para conseguir «cartas mejores», sino de manipular a otros alienígenas a base de darles lo que necesitan. Controlando quién recibe qué cartas, Filántropo controla el juego y, por tanto, el universo. Es algo tan divertido que no debería ser de extrañar que Filántropo sea uno de los alienígenas más populares del juego. Su diseño refleja muchos de los aspectos que hacen de Cosmic Encounter un gran juego: La gestión de las cartas, las alianzas, la subversión de conceptos y la diversión en estado puro. No es sólo uno de mis alienígenas favoritos del juego, es uno de mis diseños favoritos en todo el medio y un gran ejemplo de lo que los juegos pueden llegar a ser.